15M para rato
Íñigo Muerza
La relación entre el 15M y Podemos no es paternofilial sino fraternal, no son padre e hijo sino hermanastros con una misma madre y diferentes padres. El origen de ambos retacos está en la ruptura del electorado progresista europeo con sus partidos de referencia. Crisis agudizada por la crisis financiera de 2008 y la imposición de una salida bajo recetas exclusivamente liberales.
Son las intervenciones de Europa en la economía y política española, con los memorandums/rescates habidos entre 2010 y 2011 y sus condiciones (recortes en pensiones y servicios públicos; reforma laboral; reforma artículo 135…), aderezadas de un goteo constante de casos de corrupción que indican la connivencia de los buena parte de los partidos con un sistema que produce cada vez un mayor rechazo lo que saca a la gente indignada a la calle el 15 de mayo de 2011 y lo que posibilita más adelante la aparición de nuevos sujetos políticos emergentes.
El 15M nunca decidió mutar en un partido político, más bien siempre se mostró en contra de esta vía, como ahora hace debidamente la Nuit Debout en Francia, y su embarazo no deseado, en forma de Partido X, no acabó como deseaban sus progenitores.
Por otro lado, si Podemos hubiese nacido directamente del 15M no sería hoy el partido que es, tendríamos algo muy diferente en cuanto a su modelo organizativo y probablemente también en cuanto a su éxito electoral.
Como todas las relaciones entre hermanos, estas no han resultado sencillas, los celos y las rencillas fueron constantes en los primeros meses —a veces gestionadas quijada en mano— pero también como suele ser habitual estas se van apaciguando con el tiempo poniendo en valor el vínculo fraternal que les une independiente del camino que cada parte decida tomar.
Y mientras celebramos el 5º aniversario del hermano mayor celebremos también que la madre común puede estar gestando en estos momentos nuevos retoños más allá de nuestras plazas.
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